El Nivel Inicial en el Sistema Educativo Argentino
Iniciar un recorrido por la historia del Nivel Inicial argentino,
implica bucear en su razón de ser: la educación y cuidado de la primera
infancia. Sabiendo que esta presentación no deja de ser un recorte arbitrario
es que esperamos sea una invitación a seguir tejiendo los hilos del relato
histórico de un nivel con el que la Historia de la Educación tiene una deuda
pendiente. Proponemos un encuentro con algunos hechos significativos de la
historiografía del Nivel a fin de enriquecerlos, situándolos en un registro
narrativo que ayude a descubrir a nuestros y nuestras antecesoras como sujetos
que lucharon por los ideales de la educación de la primera infancia, quizás
persiguiendo los mismos objetivos que nos convocan en el presente del siglo
XXI, quizás tras otros que en su época eran transgresores y hoy ya no lo
serían. Pero, sabiendo que en todos los casos, fueron protagonistas de luchas,
debates, triunfos y derrotas de las que somos herederos/as. Se trata ante todo
de tramitar la herencia de saberes que dan sustento a las prácticas de
enseñanza, para afirmarlos, para cuestionarlos, con la única intención de
habilitar otros significados, de habilitar otros discursos. El gran desafío al
que invita la DPEI 2007, es el de poder generar nuevos conocimientos serviles a
los sueños de libertad de una sociedad de iguales.
La infancia comienza a ser cuidada en nuestro
territorio - en el espacio público - desde 1779, cuando el Virrey Vertiz
funda en la ciudad de Buenos Aires la "Casa de Niños Expósitos",
institución destinada a los niños/as abandonados/as que necesitaban asistencia.
Esta institución, años después, queda bajo la responsabilidad de las Hermanas
de Caridad, por falta de fondos del virreinato. Es en 1822 que una reforma
legal del clero determina la desaparición de la orden religiosa, habilitando la
creación de la Sociedad de Beneficencia por parte de Bernardino Rivadavia. De
esta manera la atención de los niños menores de seis años está ligada a la
caridad y la filantropía.
La estructuración del sistema de instrucción pública
centralizado estatal -SIPCE - se originó en el marco de un orden conservador
cuya meta era la homogeneización, la centralización y el disciplinamiento de la
sociedad. Es Sarmiento quien propone un primer modelo de institución educativa
para la primera infancia, en el relato que realiza de las cunas públicas y
salas de asilo de Francia, en Educación Popular, en 1848. Dice allí
textualmente: "Son un hecho conquistado por la civilización y entra por lo
tanto en el dominio de la educación popular". De esta manera, Sarmiento
incluye a las salas de asilo en un proyecto educativo, de las que destacaba:
"Su objeto es modificar el carácter, disciplinar la inteligencia para
prepararla para la instrucción y empezar a formar hábitos de trabajo, de
atención, de orden y de sumisión voluntaria". A su vez, sienta las bases
acerca del rol de la mujer en estas instituciones y de la importancia que
cobran en la vida de los/as niños/as como espacios de homogenización social,
siendo incluso capaces de modificar las pautas culturales de sus familias.
En febrero de 1870, Juana Manso funda el primer
jardín de infantes subvencionado por el Estado en la Ciudad de Buenos
Aires, en el que se introduce el método froebeliano. Es esta mujer de fuertes
convicciones, quien plantea a sus contemporáneos la importancia de la educación
mixta, de los jardines de infantes, del aprendizaje placentero y el recreo.
Juana era educadora, escritora; para la época, una revolucionaria, una
provocadora. Fue desprestigiada por la sociedad y sufrió acusaciones y
persecuciones de todo tipo. Sarmiento la apoyaba incondicionalmente y la
alentaba a seguir con su utopía.
En el Tomo IX de la revista Anales de la
Educación Común (creada por Sarmiento en 1858 al frente de la Dirección
de Escuelas de la provincia de Buenos Aires), se señala la existencia de las
tres Escuelas Jardines o Jardines de Infantes existentes: "Esta clase de
escuelas ponen la lectura y la escritura en último término porque, estamos
hartos de decirlo, son escuelas para disciplinar las facultades mentales y una
vez desarrolladas éstas, todo puede aprenderse. Lo esencial es encaminar y
sostener la atención del niño dando pábulo a aquella incesante curiosidad que
lo instiga a investigar todo cuanto lo rodea. Fortalecida la atención, por ella
se despierta la observación, la distinción ya de las formas, ya de los colores,
de los pesos y dimensiones, de las sensaciones de temperatura, de placer, de
sabor y todo aquello que contribuye a despertar el pensamiento y las altas
facultades del raciocinio". Es en esta matriz fundacional del Nivel donde
podemos encontrar respuestas a muchos de los supuestos que organizan las
prácticas a lo largo de la historia.
En 1875 la sanción de la Ley de educación de
la provincia de Buenos Aires, estipula como función de los Consejos Escolares
de Distrito la creación de escuelas y de jardines de infantes. Es en 1885, que
se funda en la ciudad de La Plata el primero de ellos. Esta señal de un Estado
presente se constituye en punta de lanza para el crecimiento del Nivel.
La Ley 1420, de 1884, en el art. 11, establece
la creación de "uno o más jardines de infantes en las ciudades donde fuera
posible dotarlos suficientemente", quedando de esta manera en manos de las
jurisdicciones la posibilidad y decisión de crearlos. Junto con la Ley 1420, el
Estado nacional impulsa la creación de jardines de infantes, anexos a las
escuelas normales formando parte de su Departamento de Aplicación. El primero
de ellos, fue el de la Escuela Normal de Paraná, creado en 1884 y cuya
directora, Sara Eccleston, fue una de las maestras traídas al país
especialmente por Sarmiento desde Estados Unidos. Con ella se inicia, en 1886,
la formación, a través de un curso, para maestras especializadas en
kindergarten. La diferenciación en la formación de los/as docentes que trabajan
en el jardín de infantes es constitutiva del Nivel y su sustento convertido en
bastión de lucha en los distintos períodos históricos.
Ya en una publicación de la Escuela Normal de
Paraná de 1871-1895, queda claro que este jardín de infantes modelo, tuvo las
salas pobladas por los hijos/as de las más distinguidas familias. El sistema
educativo moderno considerado un elemento político clave en la conformación del
Estado Nación argentino, incluye en sus comienzos, al jardín de infantes como
una posibilidad para algunos. El Jardín de Infantes, surge entonces, en el
escenario de principios de siglo XX, como un espacio selecto quedando lejos
aquel ideal homogenizador que presumía Sarmiento.
En 1897, comienza a funcionar en la Capital
Federal la "Escuela Especial de Profesorado en Kindergarten"
con la dirección de Sara Eccleston; pero, en 1905 es clausurada y convertido en
escuela normal para maestros.
Los albores del siglo XX encuentran al
Nivel en la disputa por su supervivencia. En distintos ámbitos el jardín de
infantes era cuestionado, ya no sólo por su pertinencia sino también por su
carácter nocivo para los más pequeños. Fue Leopoldo Lugones, quien trabajó para
convencer a directores de escuelas normales y hasta al Ministro de Instrucción
Pública, Joaquín V González, de lo poco eficaz y perjudicial que podía resultar
que lo niños iniciaran la escolaridad antes de los siete años; al mismo tiempo
que resultaba excesivamente costoso. Estas conclusiones tienen su correlato en
el detenimiento del crecimiento del Nivel, llegándose incluso a cerrar muchos
de los jardines de infantes de la época.
Cabe destacar que la inserción de la mujer en
el mundo laboral a través de la docencia fue cuestionada en una sociedad
católica y patriarcal. Rosario Vera Peñaloza, otra de las mujeres que luchó por
la educación denodadamente, en 1912 alertaba acerca de las consideraciones
despectivas que recibían los normalistas. El rol que se asignaba a la mujer
estaba reservado a la vida doméstica. Sin embargo, el proyecto político liberal
ideado por Sarmiento, Alberdi y Mitre encontraba en la mujer una continuidad
del orden doméstico capaz de educar a los futuros ciudadanos.
En la segunda década del siglo XX, con
el advenimiento del gobierno de Yrigoyen llegaron las influencias de la
renovación pedagógica llamada Escuela Nueva. Se caracterizaba por ser
respetuosa de las diferencias, de los deseos de los alumnos/as, atentos al
aprendizaje en contacto con la naturaleza, capaces de estimular el placer por
el aprendizaje, por el arte y la libre expresión. Por ese entonces el jardín de
infantes se encontraba ante el reto de la inclusión de los niños/as
provenientes de los sectores más empobrecidos. Es en 1935 que se crea la
"Asociación Pro-difusión del Kindergarten" que de alguna manera es la
que continúa la obra de la "Unión Froebeliana", creada por Eccleston
en 1893.
La Ley Simini, de 1946 plantea la
obligatoriedad del jardín de infantes desde los tres hasta los cinco y organiza
la Rama Inicial de la Provincia de Buenos Aires. Si bien esta Ley es derogada y
reemplazada por la Ley 5650, en 1951, pasando el preescolar a ser voluntario;
se crea la Inspección General de los jardines de infantes, siendo su primer
Inspector el Profesor Jaime Glattstein. De esta manera el Nivel es jerarquizado
y comienza a conformar su identidad en suelo bonaerense. Se crea a su vez la
Ciudad Infantil, la que de alguna manera materializa las distintas acciones que
con pretensiones de igualdad lleva adelante la Fundación Eva Perón. El discurso
oficial pasa a ser "los únicos privilegiados son los niños",
enunciado que aún hoy no encuentra oposición, más allá de las banderas
políticas.
En el jardín de infantes, en los años 60',
está permitido hacer la experiencia escolanovista, teniendo actores con nombre
y apellido y prácticas concretas, muchos de ellos/as en territorio bonaerense.
Con la publicación del libro que consideramos fundante en los intentos por
teorizar acerca de las prácticas en el Nivel, "Fundamentos y estructuras
del Jardín de Infantes", de Fritzche y Duprat, quedan consolidados a
partir de 1968 los cambios que están presentes hasta nuestros días. A su vez,
se consolida en la provincia de Buenos Aires el Nivel con la creación de la
Dirección de Educación Preescolar, en 1965.
La sanción en 1973 de la Ley Nacional que
crea un Instituto de Jardines Maternales Zonales, un primer intento en el paso,
de la "guardería" al Jardín Maternal. Hasta el presente esta Ley no
ha sido reglamentada. La misma reconoce al jardín maternal como espacio de
cuidado y enseñanza a los niños/as de sectores más desfavorecidos, que tendría
peculiaridades como la participación de las familias y la comunidad en el
directorio y la responsabilidad de su coordinación entre los Ministerios de
Cultura y Educación y Bienestar Social.
El golpe militar del 76 supuso un punto
de profundización de la "crisis de la educación pública"; produciendo
un desmantelamiento del proyecto hegemónico "civilizatorio-estatal"
vigente desde el siglo XIX". El nivel inicial logró sostener su
crecimiento hasta mediados de la década del '70 cuando sufre el embate de una política
de ajuste y de reestructuración en el marco de prácticas autoritarias y
represivas. La transmisión de saberes estaba emparentada directamente con un
modelo de sociedad y familia única, acorde a los principios de una moral que
debía impregnar a la sociedad toda. Los Diseños Curriculares, circulares
técnicas, libros que se publicaban (entre otros la Enciclopedia Práctica
Preescolar), tenían una detallada enunciación de objetivos por dominio y las
sugerencias de actividades muy bien explicitadas a fin de que los/as docentes
siguieran las guías pensadas por los técnicos.
Llega a las escuelas en 1977, el documento "Subversión en el
ámbito educativo. Conozcamos a nuestro enemigo", en el cual se detalla el
modo en el que la subversión actúa en el espacio educativo. Advierte a las
direcciones y docentes del Nivel Inicial sobre los peligros de la literatura
que favorezca el exceso de imaginación.
La circulación de algunos libros para
los niños/as, la prohibición de otros, las canciones que se podía escuchar y
las que no, también daban cuenta de la época. Existen muchas cuestiones que
parte de la sociedad argentina hoy reconoce, que desconocía. Sin embargo, casi
todos los niños y niñas de esa época (al menos en las grandes ciudades), tenían
información acerca de las canciones que no se podían cantar en la calle o en el
colectivo. Estuvieron prohibidos, por dar algunos ejemplos El Principito , de
Saint Exupery; La torre de cubos , de Laura Devetach; Un elefante ocupa mucho
espacio , de Elsa Bornermann; las canciones de María Elena Walsh, y los textos
pedagógicos por ejemplo, de Duprat y Friztche.
Al mismo tiempo, la publicación de Hacia
el jardín Maternal, en 1977, pone sobre el tapete de modo contundente otra
concepción de infancia, tensionando nuevamente acerca de la pertinencia del
Estado o de la familia como su educador. El texto da cuenta de la necesidad de
formalizar en el espacio educativo las prácticas de crianza y enseñanza con los
niños y niñas desde los cuarenta y cinco días (momento en el que las madres
trabajadoras por Ley deben reincorporarse a su trabajo) a los dos años
inclusive.
Con el regreso a la democracia el Nivel
cobra nuevo impulso. Es a partir de la Ley de Transferencias de escuelas de la
Nación a las jurisdicciones, en 1978 que se crea la Secretaría de Educación de
la Ciudad de Buenos Aires iniciando así un proceso similar al que se dio en la
provincia de Buenos Aires con la sanción de la Ley Simini, de expansión y
jerarquización al nombrar equipos directivos para los jardines. Se firman
acuerdos entre los Ministerios de Educación y Salud Pública que dan vida a los
Jardines Maternales, los que se constituyen en punta de lanza de un proyecto
renovador a Nivel Nacional. El Estado pone a disposición de las madres
trabajadoras un espacio formativo y ya no sólo asistencial. Las luchas docentes
logran incorporar su figura a su Estatuto, de modo tal que se logra un marco
legal que permite vislumbrar la creación de Escuelas Infantiles en la ciudad.
Se trata de instituciones que albergan en un mismo edificio las secciones de
lactario, deambuladotes, dos, tres, cuatro y cinco años, quedando comprendida
la educación de los/as niños/as como sujetos históricos; es decir, que están
siendo nunca completos.
En la Provincia a partir de la
implementación de la Experiencia Escuela Infantil, se inicia este recorrido que
implica, hasta el presente, la creación de salas de dos años.
En la provincia de Buenos Aires, durante
la gestión de María Inés Cordeviola de Ortega en la Dirección de Preescolar, se
implementa la reforma didáctica del juego-trabajo habilitando una discusión que
llega hasta el presente.
Si bien el Nivel Inicial fue precisando
a lo largo del tiempo su función dentro del sistema educativo, define sus
objetivos y explicita sus contenidos a través de los Contenidos Básicos
Comunes, recién a fines del Siglo XX con la Ley Federal de Educación (1993).
Cabe señalar que esta es la primera ley de educación de carácter nacional,
razón por la cual más allá de sus propuestas controvertidas tienen el mérito de
ser, como señala Adriana Puiggrós, la primera que organiza la educación
argentina.
La Ley Federal plantea la obligatoriedad
de la Sala de cinco años lo que promueve la inversión de recursos. Sin embargo,
aún no se define la responsabilidad político económico de las salas de cuatro y
tres años y mucho menos del jardín maternal, quedando delegada la
responsabilidad de las creaciones a las posibilidades de cada jurisdicción.
En el año 2005, la Ley 26061 deroga la
Ley de Patronato de 1919, dejando atrás un pasado en el que gran parte de la
infancia era candidata a ser tutelada por el Estado ante condiciones de
"riesgo moral o material". De esta manera, se estigmatizaba a los
niños diferenciando a aquellos dignos de sus derechos de los
"menores" excluidos, pobres, con familias peligrosas, que los
convertían a ellos también en sujetos peligrosos, merecedores de caridad o de
encierro para su protección, lo que los llevaba a la pronta judicialización.
En el año 2006, se sanciona la Ley de
Educación 26206 que reconsidera la organización del sistema educativo
argentino, reconociendo que el Nivel Inicial comprende desde los cuarenta y
cinco días hasta los cinco años de edad. Queda, ahora sí, el Nivel
jurídicamente organizado. De esta manera, se habilita otra página de la
historia que debemos escribir en primera persona en nombre de nuestros/as
alumnos/as.
Puiggrós denomina Sistema Instrucción
Pública Centralizado Estatal al modelo educativo dominante con las siguientes
características: hegemonía del Estado y subsidiariedad privada, laicismo y
catolicismo subordinados a la lógica del Estado, escolarizado, verticalizado,
centralizado, burocratizado, oligárquico-liberal, no participativo,
ritualizado, autoritario.
Sarmiento, "Educación Popular", 1848.
Citado en Mira López y Homar de Aller, (1970) "Educación
preescolar", Troquel.
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